jueves, 8 de octubre de 2009

...Tentacion de una noche de pasion...



La tormenta se acercaba. En sus ojos vi el refugio que necesitaba. En esos ojos claros que me brindaban en todo momento su amistad. Una amistad que sin dudas acabaría como algo más.
El cielo tiñéndose de gris y el viento pintado de amarillo hacían sonar las campanas. De pronto, sin pensarlo, en un suspiro me tomo en sus brazos y me llevo a un granero cercano. La lluvia resonaba sobre el techo. El silencio entre nosotros era fatal pero lo único que me hacia temblar era su aliento, su dulzura, su amabilidad…su respiración entrecortada que atravesaba todas las leyes del encanto, y por lo que yo me llenaba de escalofríos que recorrían mi cuerpo sin parar desde la punta de mis cabellos a la punta de mis pies.
Sin pensarlo, de repente, lanzo una estruendosa carcajada y me tomo en sus brazos. Veía su nívea garganta en la que palpitaba como un río de esperanza una purisima vena azul. Y allí, pegada materialmente a su piel sollozo…
---No te preocupes…todo va a estar bien…---Su imagen de protector me dejo mas tranquila. Pero estrechándome contra su pecho y emborrachándome con su dulce y maravillosa belleza sentía el morboso deseo de no dejarlo jamás.
De pronto un fuerte ruido asota las ventanas. Un árbol repleto de hojas rompe el momento. El me suelta con suavidad posándome sobre el heno. Corriendo, intenta mover sus ramas. Pero es inútil. El frío me hacia sufrir. El, preocupado abandona su trabajo y se acerca a mi. Despojando su rostro varonil se quita el saco y con ternura me lo pone.



Se arrima más y me susurra al oído…
---Estas conmigo…yo te voy a proteger esta noche…---sentía que éramos uno solo y deseaba a pesar de todo que ese momento no acabara jamás. Oyendo cada latido de nuestros corazones, lo abrace y comprendía que de aquello, de aquella alterada emoción, solo yo era responsable.
Aspire con fuerza el vigoroso aroma que se desprendía de el sintiendo una especie de turbadora molestia. Me separe de el con demasiada brusquedad y en la suave penumbra que nos envolvía pude leer perfectamente en su rostro varonil atractivo, que mi gesto le había dolido, aunque acostumbrada a reprimir sus sentimientos y emociones él esbozó una sonrisa que ocultaba, o lo intentaba al menos, esta nueva derrota. Sus dedos recorrieron tiernamente los amargos caminos de mi rostro bañado por la lluvia y por lágrimas de llanto de preocupación.
Era la única caricia que podía permitirle y puse en ella todo mi desgarrado e imposible amor.
---Gracias…---musite con mis temblorosos labios. No podía ni siquiera imaginarme lo bella que estaba en aquel momento.
Mi dolor me transformaba de tal manera, me convertía en un ser inalcanzable que era para el hombre que me amaba, más allá de toda esperanza, un gozo y un tormento. Tenía miedo de despertar ingratos fantasmas. Pero sentía que una creciente emoción se iba apoderando de mí. Y la ilusión fue tan viva, tan intensa, que desee con todas mis fuerzas acariciarle, reclinar su cabeza en mi hombro y dejar que el sonido de la lluvia nos envolviera eternamente. Mi corazón parecía haberse convertido en un furioso temblor manejado por un loco.
--- ¡No te vallas…!...no te vallas…---repetía mientras él me ahogaba con sus apasionantes besos, con aquellas locas caricias que era a lo mas que se permitía llegar.
Pero yo, en mi inconciencia, en mi vibrante necesidad de consuelo, le pedía más, buscaba un encuentro mas sólido y menos espiritual del que el se creía en disposición de devolverme.
--- ¡Te quiero…!... ¡Te necesito!---quemando los últimos restos de mi resistencia con el calcinante aliento de mi boca.
Deje que mi alma y mi cuerpo volaran al encuentro de aquel otro, todo, suavidad y dulzura que se acoplaba en mí, emoción, que buscaba en mi inconciencia, sus ángulos y sus más sobresalientes aristas, en una perfecta conjunción de entrega y placer, de emoción y romanticismo. Sus caricias eran tiernas, suaves, exquisitas que me transportaban a un paraíso que de otro modo me había sido imposible de encontrar.
---Perdóname…---decía---Perdóname…porque no te puedo negar estas migajas de felicidad---repetí mientras las lagrimas llenaban mi rostro. Era lo único que me llevaría, el recuerdo más hermoso que atesoraría en mi corazón.
Yo sellaba su boca una y otra vez. Me entregaba plenamente, como si el haber rozado la muerte me hubiera devuelto una mayor ansia por gozar, por sentirme viva entre los brazos del amor. Buscábamos juntos la sima del amor.
Esa era la inmediata realidad y llegamos a ese intercambio de anhelos fundiéndonos en un lazo, interminable abrazo que pretendía algo tan difícil como lo era entregar pasión. Después rodamos aun abrazados por la suave pendiente del reencuentro con la calma compartida, con esa ternura dulce y exquisita que es mucho más importante, a veces, cuando existe el amor.
Yo busque el refugio de su pecho y allí quedo mi desmayada cabeza con mis rubios y sedosos cabellos acariciándole la mano justo colgada en el lugar donde podría encontrar los latidos del corazón, todavía agitado por aquella felicidad…
Permanecimos así durante mucho tiempo. Me dormí. Y él, temía hacer el más leve movimiento que me despertara. No podía soportar la idea de romper con aquella maravillosa sensación de eternidad.
---Ni siquiera recordaras lo ocurrido…---murmuro…---No sabrás que te he amado con toda la ternura y pasión que un hombre puede ofrecer y nunca sabré si eso es algo para ti…---sonrió con amargura al tiempo que ladeaba la cabeza hacia la oscuridad de la ventana que aun no había comenzado a clarear. Despacio…, de a poco se fue quedando dormido.
A la mañana siguiente, la tormenta había cesado. Lo contemple y una lagrima callo de mis ojos por mis mejillas…hasta mi pecho.
--- ¡Te amo!...y te oí…lo agradezco de verdad…---le susurre al oído con vos quebrantada.
En el fondo sabía que no era un error pero tome mis cosas y en la claridad salí fuera. Huí porque a pesar de que ambos sentíamos lo mismo, éramos muy diferentes…y el eso si lo entendía…


Fin
Dedicado a P.H.S, consuelo más grande después de la tempestad de un amor engañado y un terrible corazón maltratado…

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